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Inseguridad: ¿Cuándo la tomaremos en serio?

Publicado: 2019-06-25


Está muy claro que, en general, y más allá de algunos intentos, los sucesivos gobiernos no lo han hecho. Una muestra palpable es la altísima rotación de ministros en la cartera del Interior, así como la manía, en muchos casos, de querer reinventar la pólvora empezando las gestiones con el abandono por reflejo de iniciativas y programas anteriores.

Tampoco lo hacen los parlamentarios. Para muestra, un botón, como reza el refrán: el 23 de mayo pasado, a las 9 de la mañana, asistió a la comisión de Defensa del Congreso el ministro Carlos Morán, para exponer su plan de seguridad ciudadana, y, a esa hora, solo se encontraban presentes 3 parlamentarios, sumándose algunos otros posteriormente.

Por su parte, los medios no parecen medir la importancia del rol que les toca en la materia, como sí lo han hecho respecto de la lucha contra la corrupción, la violencia contra la mujer, la reforma política y el problema del tránsito, entre otros aspectos, que dan lugar a verdaderas campañas que van más allá de su función noticiosa y de difusión de opinión.

La tarea, hace rato urgente, que les corresponde, es contribuir a hacer inteligible para la mayor parte de ciudadanos la lucha contra la inseguridad. Ello implica dedicar regularmente espacios para informar y explicar didácticamente lo que se viene haciendo mal o bien, o no haciendo, en aspectos tan diversos del problema, como la formación en las escuelas de policías, la adquisición y/o alquiler de patrulleros y equipos, la lucha contra la corrupción en la institución policial, la aplicación de programas como Barrio Seguro, entre muchos otros.

Por esa vía, se alcanzarían dos objetivos substanciales:

Por un lado, hacer tomar conciencia de la complejidad del problema, y, por lo tanto, generar una opinión pública razonablemente ilustrada al respecto.

En segundo lugar, gracias a lo anterior, permitir una fiscalización ciudadana efectiva de la labor de las autoridades en la materia.

Se restringiría así el campo, no solo para las reinvenciones constantes de la pólvora, la indolencia, los caprichos, y, en general, la falta de seriedad mostrada por varios ministros del Interior en las últimas décadas, sino también para propuestas demagógicas de diversos sectores, como sacar a los militares a las calles o endurecer al infinito las penas existentes; también, por cierto, para reducir el impacto de discursos simplistas como los que pretenden asociar al conjunto de la inmigración extranjera con la delincuencia, a la manera vergonzosa de Donald Trump en Estados Unidos.

Como consecuencia de lo anterior, se favorecería la continuidad de las políticas, sin la cual no se puede avanzar.

Naturalmente, como parte del esfuerzo de docencia, se tiene también que poner los reflectores en los otros sectores involucrados en la lucha contra la inseguridad, como el Poder Judicial, la Fiscalía y el ministerio de Justicia y el INPE.

Así como el tema de la reforma política ha tomado por asalto las páginas y espacios de los medios, dando lugar a debates, con cierta frecuencia ilustrados, lo mismo debe ocurrir con el de la seguridad. Es absurdo que no haya sido así hasta ahora y lo que se nos ofrezca en la materia sea solo noticias de hechos delictivos y la difusión de las quejas y comentarios muchas veces demagógicos y vacíos de los políticos.

En otras palabras, los medios tienen una tarea cívica pendiente en un aspecto que determina crucialmente nuestra viabilidad como sociedad. Es tiempo que la asuman a plenitud, eventualmente formalizando su compromiso mediante un pacto a nivel del Consejo de la Prensa Peruana, si es que se considera pertinente.

De lo contrario, sería mejor que no editorialicen más sobre el tema, porque la verdad es que, a estas alturas, ya suena hueco.


Escrito por

Francisco Belaunde Matossian

Analista político internacional. Profesor en las universidades Científica del Sur y San Ignacio de Loyola


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