Silencio cómplice
A estas alturas, no es sorprendente, pero, de todos modos, indigna: los gobiernos latinoamericanos no dicen nada de la nueva ola represiva del régimen chavista contra la oposición en Venezuela.
Claro está, muchos de ellos están inmersos en serios problemas de tipo económico, político y/o relacionados con el mega escándalo de corrupción que involucra a Odebrecht y a otras empresas brasileñas, y que tiene el potencial de una bomba atómica para la ya deteriorada credibilidad de los partidos y los dirigentes, y, por lo tanto, para la estabilidad del sistema democrático en los diferentes países afectados.
Sin duda, la decisión adoptada a comienzos de diciembre por los países fundadores del Mercosur de apartar a Venezuela, ha sido valiosa en tanto que sanción por lo que viene ocurriendo allá, pero la nueva avalancha de actos violatorios de los derechos humanos y anti constitucionales perpetrados en los últimos días por Nicolás Maduro y su gente, no puede quedar sin respuesta en la región.
No solo han sido detenidos diversos dirigentes opositores, incluyendo a un parlamentario, sino que, otra vez, se ha pasado por encima de la Asamblea Nacional, cuando el sucesor de Hugo Chávez pronunció su discurso de rendición de cuentas, no ante los congresistas, sino ante el Tribunal Suprema de Justicia, copado por amanuenses del régimen. Que la actuación de la oposición pueda estar sujeta a críticas por su estrategia, por las divisiones que exhibe o, por la discutible interpretación constitucional que sirvió de base para declarar el abandono de la Presidencia de la República, no puede de ningún modo servir de pretexto para ponerse de perfil ante lo que viene ocurriendo y evitar pronunciarse.
El silencio es aún más indignante teniendo en cuenta que la democracia no viene pasando por un buen momento a nivel global, y, en particular en el hemisferio norte, lo que puede repercutir también por estos lares. Es indispensable entonces fijar posiciones de principio con firmeza. Esperemos que el gobierno peruano, extrayéndose un poco de sus tribulaciones internas, adopte una posición de liderazgo en ese aspecto.