La euforia que muchos comparten, no en sólo en Venezuela, sino en América Latina en general, por el contundente triunfo de la oposición en las elecciones legislativas, viene acompañada de incertidumbre por lo que pueda venir en adelante en el país llanero.  

Ciertamente, Nicolás Maduro reconoció la derrota del oficialismo, pero ello no puede hacer olvidar el constante comportamiento anti democrático del chavismo, con persecución a los opositores, vulneración de la libertad de prensa y utilización abierta del aparato estatal para sus campañas electorales, entre otras acciones. Tampoco, por cierto, las amenazas proferidas por el mandatario en las últimas semanas, en caso de que triunfara la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

El régimen tiene a su disposición muchas herramientas para sacarle la vuelta al mandato de las urnas, como ya hizo, por ejemplo, cuando perdió la alcaldía de Caracas a manos del opositor Antonio Ledezma. En esa oportunidad, el gobierno central creó una entidad paralela que usurpó la gran mayoría de las competencias municipales. Es previsible ahora que utilice el Tribunal Supremo, que responde a sus órdenes, para hacer declarar inconstitucionales, de manera sistemática, las leyes que adopte la Asamblea Nacional que entrará en funciones el próximo mes. De hecho, en previsión del nuevo escenario, se ha forzado la renuncia de 13 miembros del máximo órgano jurisdiccional, que iban a llegar al término de sus respectivos mandatos el próximo año, para permitir que sea la saliente mayoría parlamentaria la que designe a sus reemplazantes.

En ese contexto, los triunfadores del 6 de diciembre tendrán que mantenerse alertas e hilar muy fino para hacer avanzar su agenda de cambio. Uno de sus retos será mantener su unidad. Es conocido que, entre el sector liderado por Henrique Capriles, y el capitaneado por Leopoldo López y Corina Machado, existen fuertes discrepancias sobre las estrategias y tácticas a adoptar frente al gobierno. Es muy probable que el régimen busque exacerbarlas y explotarlas en provecho propio.

Es otras palabras, se viene una partida de ajedrez muy intensa, en la que estarán en juego el avance de la democracia y la recuperación de la economía venezolana, actualmente en escombros. Esperemos que no termine abruptamente, con el chavismo pateando el tablero, y perpetrando un golpe, bajo una u otra forma.