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La libertad de prensa en el Perú y Ecuador: mundos paralelos

Parece estar gestándose un movimiento de resistencia en la prensa ecuatoriana

Publicado: 2015-06-16

Rafael Correa utiliza diversas vías para intentar someter a los medios independientes y de oposición de su país. Así, en una oportunidad, demandó por 80 millones de dólares al diario El Universo y a uno de sus columnistas, en reacción a un artículo que le disgustó. Los tribunales le concedieron 40 millones, suma suficiente como para provocar la quiebra del periódico. Sin embargo, ante el escándalo desatado a nivel internacional, el jefe de Estado tuvo que renunciar a la reparación. Ahora, el arma de predilección del mandamás de Carondelet es la llamada “SUPERCOM” (Superintendencia de Información y Comunicación). Los medios son así sancionados por dicho organismo con multas por informaciones que propalan o, al revés, por no difundir otras que las autoridades quieren ver publicadas. Ello, además de verse forzados a rectificarse. Lo llamativo es que las penalidades no se dan necesariamente por acusaciones a personajes del régimen que éstos podrían considerar difamatorias, sino por reportajes que, por ejemplo, alertan sobre el funcionamiento de entidades públicas. Es decir, se castiga la fiscalización más elemental.  

El resultado de lo anterior es el repliegue de muchos periodistas y órganos de prensa en la autocensura para ahorrarse problemas. Por contraste, el Presidente no se priva de atacar e insultar a diestra y siniestra durante horas en sus “sabatinas” televisivas que impone a la población a través de obligatorias cadenas nacionales.

Obviamente, no hay ninguna posibilidad que puedan darse allá los torrentes de denuncias que caracterizan nuestro paisaje mediático, alcanzando a los sucesivos gobernantes y sus respectivas administraciones. Podemos jactarnos que, en nuestro país, el poder central sí respeta la libertad de prensa. Nuestro problema es el de los excesos en el ejercicio de esa libertad y que sólo puede ser atajado a través de la autoregulación, además de acciones judiciales en difamación cuando es pertinente.

La buena noticia en Ecuador es que parece gestarse un movimiento de resistencia. Así, el diario La Hora se ha negado a cumplir una sanción de la SUPERCOM y los representantes de El Universo abandonaron la audiencia en que se trataba un caso que lo involucraba, por sentirse en estado de “indefensión”. Esperemos que esa reacción se amplifique y haga avanzar la causa del derecho a la libre expresión en el país del norte.


Escrito por

Francisco Belaunde Matossian

Analista político internacional. Profesor en las universidades Científica del Sur y San Ignacio de Loyola


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