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El genocidio armenio y la geopolítica

El Papa Francisco I se ganó una airada reacción de Turquía por mencionar el genocidio

Publicado: 2015-04-21

El próximo viernes se conmemora el primer centenario del genocidio perpetrado por el Imperio Otomano en contra del pueblo armenio. El 24 de abril de 1915, las autoridades turcas detuvieron a más de 200 miembros de la comunidad armenia de Estambul, marcando para la posteridad el inicio de la hecatombe que causó la muerte de hasta 1 millón y medio de hombres, mujeres y niños durante los siguientes años. Diversos historiadores de diversas nacionalidades, entre ellos varios de origen turco, como Taner Akçam, establecen que se trató de una acción claramente planificada y ordenada desde el poder. En cambio, la posición oficial de Turquía, compartida por su población con pocas excepciones, ha sido siempre que se trató de acciones no premeditadas resultantes de la guerra en curso entonces. El actual presidente, Erdogan, pareció, hace un año, haber iniciado un cambio de criterio, cuando expresó sus condolencias por lo sucedido. Sin embargo, ha retrocedido hacia un tono más recalcitrante en los últimos meses.  

En el mundo, apenas una veintena de Estados, entre los cuales, Francia, Canadá, Rusia, Argentina y Uruguay, reconocen que lo que ocurrió fue un genocidio. En cambio, países como Estados Unidos e Israel, no lo han hecho. Está claro que la geopolítica y los intereses económicos pesan. Ya en 1923, las potencias occidentales, que habían prometido castigar a los responsables, prefirieron voltear la página, al firmar el tratado de Lausanne con la joven república proclamada por Ataturk. Actualmente, Turquía es un importante socio económico de muchos países. Por otro lado, es miembro de la OTAN y su apoyo es requerido para combatir al Estado Islámico. En esas condiciones, es incierto que el presidente norteamericano Barack Obama se atreva a dar el paso del reconocimiento con ocasión del centenario, no obstante el llamado de medios como el New York Times en ese sentido y de acuerdo a sus promesas electorales de 2008.

En otras palabras, la lucha armenia para que se establezca oficialmente a nivel mundial la realidad de lo sucedido, tiene todavía mucho camino por recorrer. Está en juego el honor de la comunidad internacional y de la propia Turquía que no puede rehusarse indefinidamente a mirar con valor ese vergonzoso episodio de su pasado.


Escrito por

Francisco Belaunde Matossian

Analista político internacional. Profesor en las universidades Científica del Sur y San Ignacio de Loyola


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