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De la dificultad de hablar del fujimorismo en el LUM

Publicado: 2017-08-21

En realidad, la dificultad se da no solo en el marco del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social del Ministerio de Cultura del Perú (LUM), sino también en los medios, las redes e incluso las reuniones sociales y familiares, por la extrema polarización que se genera en torno a ese sector político.  

Sin embargo, el problema es mucho más álgido para una institución que tiene por función última acercar a los peruanos para evitar que se repitan los episodios de violencia que hemos vivido. Ello, a través de una labor docente, que incluye el ejercicio indispensable de la memoria, así como, a la vez, de la tolerancia y de la escucha. Es una tarea muy compleja, casi de filigrana en un ambiente permanentemente tenso, y por lo tanto, de muy largo aliento. Quienes la asumen requieren de perseverancia, de la aceptación de la posibilidad de equivocarse con cierta frecuencia, así como la plena conciencia de que no se será aplaudido casi nunca, sino que, por el contrario, se recibirán golpes y “apanados” de tirios y troyanos.

Lo sucedido en torno a la exposición “Resistencia visual 1992”, es un claro ejemplo de lo anterior. No he ido a recorrerla todavía, pero sí he visto, a través de las redes, parte del material exhibido, suficiente como para plantearme algunas preguntas en tanto que ciudadano.

La denuncia de violaciones de derechos humanos y otros atropellos cometidos en la década de 1990, implica, obviamente, una crítica al fujimorismo. Que este sector se enfurezca, en modo alguno puede ser motivo para no hablar de ello. Sin embargo, ¿Es pertinente, que en un lugar como el LUM, se haga eco de la consigna política “Fujimori nunca más”, como se hace en uno de los trabajos? Esa es una conclusión, que, en todo caso, el espectador debe extraer o no, de lo que ve. De lo contrario, dado que durante los gobiernos de Fernando Belaunde y de Alan García también se violaron los derechos humanos en la lucha contra el terrorismo, habría también que permitir trabajos en lo que se diga, “APRA nunca más” o “Acción Popular nunca más”, e incluso “Izquierda nunca más”, por la actitud complaciente que muchos dirigentes de esa orilla tuvieron en un inicio respecto de Sendero y el MRTA, y, actualmente, en relación con la dictadura venezolana. Es decir, el LUM se convertiría en un escenario de guerra partidaria, totalmente a contrapelo de su finalidad. No olvidemos que se está ante una institución que no es un museo cualquiera. Tiene un propósito muy claro, señalado más arriba, y, lo que ahí se exhiba tiene que estar en consonancia con ello.

Probablemente el sesgo al que se refiere Salvador del Solar tenga que ver con el trabajo que contiene esa consigna sobre Fujimori, entre otros, y, si es así, a mi juicio, él tiene razón. Que su reacción se haya dado tras la queja de un congresista fujimorista no cambia nada, ni debería hacer que se arrepienta de su determinación, el que desde el fujimorismo no se le agradezca, sino que, por el contrario, se eleve el tono del reclamo aún más por no hacer cerrado la muestra, pues no se trata de recolectar agradecimientos.

El responsable último de lo que pase en el LUM es el ministro de Cultura, y, por lo tanto, tiene que tomar decisiones, acertadas o no, más allá del aprecio que merezca un profesional destacado y amigo, como Guillermo Nugent.


Escrito por

Francisco Belaunde Matossian

Analista político internacional. Profesor en las universidades Científica del Sur y San Ignacio de Loyola


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