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Las dificultades de la democracia para enraizarse en América Latina

Publicado: 2017-04-04

América Latina ha sido tradicionalmente una región poco amigable para el florecimiento de la democracia y, por lo que vemos en países como Venezuela, Nicaragua y Paraguay, entre otros, lo sigue siendo en buena medida.  

En la tierra de Bolívar, el régimen chavista, arrinconado por las consecuencias catastróficas de sus políticas, da cada vez más rienda suelta a sus impulsos autoritarios, acentuando la represión de los opositores y violando repetidamente su propia Constitución, para asegurar su permanencia en el poder. Su desesperación lo ha llevado a cometer un grave error, a través de su apéndice, el Tribunal Supremo de Justicia, al terminar de despojar a la Asamblea Nacional de sus funciones legislativas. Si bien, ante el escándalo desatado, la medida tuvo que ser revertida, el daño para el gobierno ya está hecho, pues quedó demasiado en evidencia su naturaleza dictatorial, infringiéndose una regla básica de las satrapías del siglo XXI, como es el conservar una careta democrática ante el mundo. Ello ha llevado a las autoridades de varios países de la región a reaccionar, llegando incluso al llamado en consulta de algunos de los embajadores acreditados en Caracas. El Perú se ha distinguido al retirar a su representante de manera definitiva, ejerciendo un liderazgo en la materia. La pregunta es si el retroceso de Maduro cortará la movilización internacional que, mal que bien, se ha venido dando para presionar a su gobierno.

Mientras tanto, Paraguay nos recuerda que los reflejos antidemocráticos no conocen de diferencias ideológicas, al darse una extraña alianza entre el mandatario Horacio Cartes, de derecha, y un antecesor suyo, Fernando Lugo, de izquierda, para violentar las normas e intentar hacer aprobar por el Senado una propuesta de cambio constitucional que permita la reelección presidencial, hasta hoy prohibida. Habrá que ver si la reacción, condenable sin duda, de los manifestantes que prendieron fuego a la sede del Poder Legislativo, lleva a que el proyecto sea retirado.

Es pertinente también mencionar, en la misma vena, la pretensión de Evo Morales, de postular a un cuarto mandato como Jefe de Estado en Bolivia, no obstante que la población rechazó mayoritariamente esa posibilidad en un referendo convocado al respecto. Por cierto, hace unos años, el presidente andino recurrió a una “interpretación auténtica”, en el más puro estilo fujimorista, de la Constitución de su país, para presentarse a las elecciones del 2014 que le permitieron acceder a su tercer periodo consecutivo, actualmente en curso.

A esta persistencia de viejos hábitos autocráticos en nuestra región, sumada a la también tradicional incapacidad de construir Estados que funcionen y a los altos índices de corrupción en la mayoría de los países, se añaden, desde hace unos años, otros factores que dificultan aún más el florecimiento del sistema democrático: el debilitamiento de los partidos políticos y la crisis de la representación que se dan a nivel mundial. Es decir, la lucha por la consolidación de la democracia en América Latina se da en un contexto global desfavorable. Ello hace aún más necesario no mostrarse condescendientes con los gobiernos que caen en el autoritarismo y la dictadura.


Escrito por

Francisco Belaunde Matossian

Analista político internacional. Profesor en las universidades Científica del Sur y San Ignacio de Loyola


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