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Continuidad en la acción del Estado

Publicado: 2016-08-09


Desde diversos sectores de la oposición, y en particular el fujimorismo, se critica la permanencia de varios altos funcionarios de la gestión de Ollanta Humala en el nuevo gobierno. Algunos apuntan al caso del ministro de Educación, Jaime Saavedra, pero son mayoritarias las opiniones favorables a su continuidad. Las expresiones de inconformidad se refieren sobre todo a varios vice ministros.

Es obvio que detrás de ello está el enfrentamiento bastante encarnizado que se dio entre el anterior oficialismo y la que fue su oposición y que también lo es del nuevo régimen. Como consecuencia del conflicto, todo lo que tiene que ver con la administración nacionalista huele a azufre para sus antiguos adversarios.

No obstante, no se puede perder de vista que los funcionarios ratificados son fundamentalmente técnicos sin afiliación partidaria como muchos otros de la administración humalista, que, por cierto, más allá de sus conocidas deficiencias, supo convocar a personas competentes que le permitieron alcanzar logros en determinados campos. Para un gobierno como el del presidente Kuczynski, que es de inspiración fuertemente tecnocrática, no tiene mucho sentido prescindir del concurso de profesionales que, a su parecer, han venido desempeñando una buena labor y que cuentan con la ventaja adicional de la experiencia. Ver en ello una supuesta alianza politiquera o intercambio de favores con el nacionalismo, como se ha pretendido denunciar, no parece tener mucho asidero, y, menos aún, cuando la agrupación de Ollanta Humala no cuenta con representación en el actual Congreso y, por lo tanto, no tiene nada que ofrecer.

En realidad, hay que felicitarse de que exista conciencia de la necesidad de la continuidad de la acción del Estado, en todo aquello que se ha hecho bien, buscándose a la vez perfeccionar o corregir otros aspectos. Aún sin mantenerse a los mismos funcionarios, es importante que se construya sobre lo avanzado tal como se ha anunciado, por ejemplo, en materia de diversificación productiva, de programas sociales, e, incluso en el área de la seguridad, con la expansión del sistema de recompensas para la captura de delincuentes iniciado por la anterior gestión. Es lo propio de una acción pública responsable y es la única manera de asegurar el progreso del país.


Escrito por

Francisco Belaunde Matossian

Analista político internacional. Profesor en las universidades Científica del Sur y San Ignacio de Loyola


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