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Le están robando el futuro a Lima

Publicado: 2016-05-02

Es terrible, pero no queda más que regresar recurrentemente al tema de la desgracia que está cayendo sobre Lima. Nuestra capital parece estar sufriendo el azote de Dios, bajo la forma de una administración que parece decidida a sepultarla bajo toneladas de cemento utilizadas en obras que no sirven de mucho, pero que, paradójicamente, dan réditos en términos de popularidad.   

El actual ocupante del sillón de burgomaestre, Luis Castañeda Lossio, confunde la construcción de “by passes” o puentes, con construcción de ciudad, que es mucho más que obras de infraestructura. Más aún, a veces son dos conceptos antinómicos, como se concluye tras la lectura de artículos de diversos especialistas como Angus Laurie, quien el domingo pasado, señaló, en el diario El Comercio, que la malhadada obra del cruce de las avenidas Garcilaso de la Vega y 28 de Julio, entorpecerá el flujo de peatones que, según explica, se incrementará exponencialmente con la puesta en funcionamiento de la línea 3 del metro. Es decir, la persona que funge de “alcalde”, pero a la que es difícil reconocerle ese título, más allá de la formalidad legal, no ve el futuro cuando toma decisiones. Solo le interesa el presente o el cortísimo plazo, y, ni siquiera de la ciudad, si nos atenemos al hecho de que el tristemente célebre triple by pass, no ha resuelto gran cosa en términos de tráfico, sino todo lo contrario, algo que fue advertido por tirios y troyanos desde que se dio la noticia de su construcción. El escándalo es aún mayor, si se tiene en cuenta que se ha despilfarrado alrededor de 60 millones de dólares, y, lo que es peor, a costa de un proyecto como Río Verde que, no solo es necesario, sino urgente para nuestra urbe.

Si a lo anterior le sumamos la errática actitud respecto de la reforma del transporte, que denota una clara falta de compromiso, así como la eliminación de los inspectores de transporte en la avenida Abancay que ha propiciado el retorno del caos en esa arteria, entre muchos otros estropicios que ya conforman una larga lista, el escenario se vuelve terrorífico. Dan ganas de gritar a la manera de las devotas cuando ocurren temblores y terremotos. ¡Aplaca tu ira, Señor!


Escrito por

Francisco Belaunde Matossian

Analista político internacional. Profesor en las universidades Científica del Sur y San Ignacio de Loyola


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