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La trama se complica aún más en Medio Oriente

Publicado: 2016-01-05

Arabia Saudita e Irán están enfrentados desde hace décadas. Se trata ante todo de una rivalidad geopolítica entre dos de las principales potencias de la región que luchan por consolidar y expandir sus respectivas influencias. Sin embargo, está claro que el contexto religioso contribuye fuertemente a hacer aún más intenso el desencuentro; mientras que el reino de la familia Saud es un bastión del Islám sunita más conservador, la república de los Ayatolás lo es del Islám chiita. Cada uno busca hacerse fuerte apoyándose en la preeminencia de una u otra rama en los países de la zona. Así, los chiitas, que constituyen solo el 20% de los musulmanes a nivel mundial, son, no obstante, mayoritarios en Irak, en Bahrein y en el sur del Líbano, además de estar representados en el gobierno sirio, a través de la sub rama Alauita de la que proviene Bachar El Assad, y en la rebelión huti en Yemen. Incluso, su presencia es predominante en una región del este de la propia Arabia Saudita. Los sunitas, por su parte, dominan en las diferentes monarquías del Golfo Pérsico, incluyendo Bahrein, a pesar de ser minoritarios entre la población en éste último caso. En Siria, Jordania, Egipto y los territorios palestinos, constituyen la gran mayoría de los habitantes.   

La ejecución por las autoridades de Ryad, del activista de la minoría chiita de Arabia Saudita, Nmir Baqer Al Nmir, tras ser condenado por sedición y otros delitos, y la reacción de las autoridades de la Teherán, han llevado las tensiones a un punto sumamente peligroso. Si bien, parece poco probable que estalle una guerra directa entre las dos potencias, es previsible que se intensifique su enfrentamiento a través de sus respectivos aliados en la región. En ese contexto, los intentos por llegar a un acuerdo en Siria, bajo el auspicio de Occidente y de Rusia, con vistas a centrar los esfuerzos bélicos en la lucha contra el Estado Islámico, podrían quedar en nada. Ante esa perspectiva, los gobiernos de Barack Obama y de Vladimir Putin, buscan, al momento de escribir estas líneas, hacer el papel de mediadores, utilizando sus respectivas influencias. Veremos si el encono entre Ryad y Teherán, cede ante la fría consideración de los diferentes intereses en juego.


Escrito por

Francisco Belaunde Matossian

Analista político internacional. Profesor en las universidades Científica del Sur y San Ignacio de Loyola


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