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Foto La República

La lucha contra el calentamiento local

Publicado: 2015-12-01

Varios especialistas lo advirtieron durante años: a falta de una acción decidida y seria contra el delito, nuestras calles podían convertirse en un hervidero de asaltos y asesinatos. Los sucesivos mandatarios no los escucharon, al punto de convertir al Ministerio del Interior en una pasarela sobre la que hicieron desfilar a incontables y brevísimos ministros, sin mucho que exhibir al término de sus respectivos periplos, incluyendo a aquellos pocos que sí tenían ideas claras y voluntad de reforma. Ahora, los resultados están a la vista: la inseguridad nos sofoca cada vez más.  

Es decir, como suele suceder, en vez de prevenir incendios, se espera a que se inicien y se vuelvan inocultables, para intentar combatirlos. El problema es que, para entonces, cunde la desesperación y proliferan las propuestas demagógicas que distraen de las verdaderas soluciones. Más grave aún, se va consolidando un clima asfixiante que favorece las salidas autoritarias. En otras palabras, nuestra democracia también puede ser seriamente afectada por el incendio.

Se requiere entonces conservar la cabeza fría, actuando sobre los factores que alimentan las llamas. Uno de ellos, sino el principal, es, claramente, la corrupción existente en la Policía, el Ministerio Público y el Poder Judicial que, a su vez, se nutre de la impunidad. En estos momentos le corresponde al Congreso, asumir, con gran sentido de urgencia, el papel de bombero. Hay varios expedientes de acusaciones constitucionales e investigaciones por corrupción arrimados en la congeladora del palacio legislativo. En particular, el del miembro del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), Máximo Herrera, así como los de los parlamentarios Crisólogo y Benitez. A ello se añaden los de José Pelaez y Carlos Ramos. Es escandaloso y sospechoso que, a estas alturas, esos personajes no hayan sido puestos a disposición de las autoridades competentes para que se esclarezcan las acusaciones de las que son objeto. El congelamiento de este tipo de expedientes, en tanto que favorece la impunidad, conduce a la sociedad peruana al infierno.

Por cierto, el Congreso tampoco quiere pronunciarse sobre el conjunto de los miembros del CNM tras su inaceptable actuación en relación con el caso del ex consejero Quispe Pariona, lo que hace pensar que a varias fuerzas políticas les viene bien un CNM que no ofrezca ninguna garantía en términos de probidad y de profesionalismo a la hora de designar, evaluar y sancionar jueces y fiscales.

Nos queda entonces pedir a Luis Iberico que refresque el ambiente, desactivando la congeladora del Parlamento y reviviendo los expedientes que ahí duermen.


Escrito por

Francisco Belaunde Matossian

Analista político internacional. Profesor en las universidades Científica del Sur y San Ignacio de Loyola


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