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Chile en su laberinto lingüístico

Publicado: 2015-11-10

En el marco de las controversias que mantiene actualmente con Bolivia y con el Perú, nuestro vecino del Sur parece estar peleado con las palabras.   

En efecto, ahí donde el tratado de 1929, que resuelve las cuestiones territoriales entre Perú y Chile tras la guerra del Pacífico, se refiere, en su artículo 2º, al “Punto Concordia”, como inicio de la frontera, las autoridades del país del sur, leen “Hito Nº 1”. Asimismo, cuando el fallo de la Haya de 2014 que pone fin al litigio marítimo, señala expresamente que no toma posición respecto de los límites terrestres, en Santiago entienden que su posición ha sido respaldada. Es decir, da la impresión de que las autoridades chilenas adolecieran de un agudo déficit de comprensión lectora en lo que atañe a los instrumentos internacionales que han firmado y que los obligan. Si se les sometiera a una prueba PISA, los resultados serían, a no dudarlo, desoladores.

En lo que se refiere a su litigio con Bolivia, Chile está atrapado en una trampa semántica que hace bastante difícil su operación de relaciones públicas ante la comunidad y la opinión pública internacionales. En efecto, el mandatario altiplánico, Evo Morales, y sus funcionarios, se entrevistan con mandatarios y autoridades de diversos países abogando por su causa, tras lo cual, sus interlocutores hacen lo que manda el manual diplomático más elemental: no tomar posición por ninguna de las dos partes, llamándolos más bien al diálogo y a la negociación. El problema es que la petición de Bolivia consiste, precisamente, en eso. Así, tras las entrevistas, Morales puede jactarse, cada vez, que su postura ha sido respaldada. Está claro entonces que lleva las de ganar en la batalla comunicacional, y, más aún, teniendo en cuenta que el reclamo de un país que ha sido privado de acceso al mar, siempre será visto con simpatía. En Chile van a tener que hacer magia con las palabras para restablecer las cosas a su favor. En ese aspecto, no les ayuda aparecer enfrascados, al mismo tiempo, en una controversia territorial con otro vecino. Ello podría incitarlos en los próximos días a bajar los decibeles de sus manifestaciones de rechazo a la creación del distrito tacneño de la Yarada-Los Palos y dejar que las cosas se calmen en ese frente. Veamos qué sucede.


Escrito por

Francisco Belaunde Matossian

Analista político internacional. Profesor en las universidades Científica del Sur y San Ignacio de Loyola


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