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El drama griego y el fantasma ruso

Publicado: 2015-07-07

Las consecuencias del referéndum en Grecia y de la posible salida de este país de la zona Euro, pueden ir más allá del campo económico. En varias capitales occidentales se especula con preocupación sobre lo que podría pasar en el terreno geopolítico. En particular, el fantasma ruso ronda muchas cabezas. Una de éstas es, ciertamente, la de Barack Obama, que ha señalado que la crisis griega podía afectar la seguridad nacional de Estados Unidos. Recordemos que Grecia forma parte de la OTAN y aloja, en la isla de Creta, una importante base naval norteamericana. En ese contexto, existe el temor que Vladimir Putin aproveche la ocasión para meter una cuña entre Atenas y sus aliados tradicionales. Es comprensible entonces que la visita de Alexis Tsipras al mandamás del Kremlin, a poco de ser elegido, y su participación en el foro económico de San Petersburgo, el mes pasado, no hayan sido bien vistas en Washington, como, por cierto, tampoco en Berlín, Paris y Bruselas, entre otros lugares. De hecho, no han faltado las advertencias de dirigentes de la Unión Europea, sobre la obligación de los países miembros, de respetar la política conjunta respecto de Rusia por su rol en el conflicto en Ucrania. El primer ministro griego parece tenerlas en cuenta, por lo menos hasta ahora, pues, si bien hizo declaraciones contrarias a las sanciones contra Moscú, de todos modos votó, hace dos meses, a favor de que sean prorrogadas.   

En realidad, el régimen de Putin no está en condiciones de ofrecer a Tsipras un apoyo sustantivo para hacer frente a sus problemas financieros. La economía rusa también afronta serias dificultades. Le ha propuesto, sí, excluir los productos griegos del embargo decretado contra el sector alimentario europeo. También contempla asociar a Grecia a la construcción de un nuevo gasoducto para las exportaciones moscovitas, así como la realización de inversiones de empresas rusas en la red ferroviaria y en puertos, entre otros rubros. En cambio, difícilmente podrá actuar como prestamista alternativo a los organismos que conforman la denominada “troika”.

Si bien, el espectáculo de las dificultades de la zona Euro y de la Unión Europea, debe ser motivo de cierto jolgorio en el Kremlin, es muy pronto para visualizar una revolución geopolítica en el sur de Europa que coloque a Rusia como nuevo aliado de Grecia en reemplazo de las potencias occidentales. No obstante, está visto que la mera posibilidad de que ello ocurra ya genera nerviosismo.


Escrito por

Francisco Belaunde Matossian

Analista político internacional. Profesor en las universidades Científica del Sur y San Ignacio de Loyola


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